Estas intervenciones corrigen ciertos defectos del esqueleto facial que producen problemas funcionales y estéticos. El objetivo es solucionar ciertas anomalías en la forma de los huesos faciales, el alineamiento incorrecto de las piezas dentales y las malformaciones estéticas faciales.
Por lo general, los pasos a seguir parten de un estudio profundo de la zona facial con radiografías, imágenes tridimensionales, TAC en 3D, ortopantomografías y otras pruebas. A partir de ahí, se suele realizar una ortodoncia para rectificar la posición inadecuada de dientes o muelas y, a continuación, se lleva a cabo la intervención quirúrgica que corrige la deformidad ósea.
Existen muchos tipos de cirugía maxilofacial: ortognática, de glándulas salivales, oncológica, plástica y reconstructiva facial, cirugía de la ATM y cirugía estética facial.
Cirugía ortognática
Esta operación tiene como finalidad corregir las discrepancias entre el maxilar superior y el inferior. Esta situación puede dar lugar a maloclusiones y disfuncionalidad estética en la boca, lo que provoca problemas a la hora de masticar los alimentos. A su vez, la apariencia estética puede verse muy comprometida.
Cirugía de glándulas salivales
Generalmente, se realiza para extraer los tumores que crecen en estas glándulas. Si bien el 70 % de los tumores son benignos, no cancerosos, cualquier bulto que se detecte en esta zona debe ser extirpado. Existen distintas variantes de esta cirugía: parotidectomía, sialoadenectomía submandibular, cirugía de glándulas sublinguales y cirugía de glándulas salivales menores.
Cirugía oncológica
La cirugía oncológica se realiza cuando es necesario extirpar un cáncer de la boca u tumor oral. Ante la más mínima sospecha de un proceso cancerígeno hay que derivar al paciente al especialista maxilofacial y someterlo a una biopsia. En caso de que el tumor sea maligno, el cirujano se encarga de intervenir y reconstruir los tejidos perdidos.
Cirugía plástica y reconstructiva facial
Este tipo de intervenciones se realizan para remodelar las estructuras de la cabeza y el cuello. Afecta a la nariz, las orejas, el mentón, los pómulos y el escote. Los motivos que llevan a ellas son reconstruir el rostro tras una lesión o enfermedad, o bien revertir los signos del envejecimiento y eliminar irregularidades faciales.
Cirugía de la ATM
La ATM es la articulación temporomandibular, que está formada por la parte superior de la mandíbula y el hueso temporal del cráneo. La cirugía en esta zona se lleva a cabo para corregir asimetrías, alteraciones degenerativas o inflamatorias y para controlar el dolor que provocan los músculos de la mandíbula.
Cirugía de estética facial
El último grupo es el que incluye a las operaciones que persiguen transformar el aspecto estético de la cara, boca, dientes y maxilares mediante incisiones ocultas bajo la nariz, la boca o los párpados. Aquí no se busca tanto corregir algún problema de salud, sino buscar la armonía facial y devolver la autoestima al paciente.
Las intervenciones quirúrgicas de este tipo son realizadas por cirujanos maxilofaciales. Se trata de doctores que han cursado la especialidad médica de Cirugía Oral y Maxilofacial, y, por tanto, están completamente formados para este tipo de operaciones.
A menudo existen dudas, pues hay quien cree que un dentista puede actuar en estos casos, y no siempre es así. Mientas el dentista está graduado en odontología, el cirujano maxilofacial tiene la titulación de medicina y una posterior especialización en cirugía maxilofacial. Estos últimos están habilitados para llevar a cabo intervenciones quirúrgicas más complejas.
La cirugía maxilofacial, en cualquiera de sus variantes, conlleva una recuperación prolongada en el tiempo. El avance de la tecnología y el diagnóstico ha mejorado mucho la técnica y esto implica intervenciones más sencillas, lo que se traduce procesos posoperatorios más cómodos.
La primera semana siempre es la más complicada para el paciente. Hay muchas restricciones con la dieta, conviene dormir sentado o, al menos, con la cabeza más elevada que el resto del cuerpo, pueden aparecer complicaciones al respirar e, incluso, se recomienda no hablar en exceso.
A partir de las dos semanas ya habrá evolucionado mucho el aspecto de la cara y actividades cotidianas se podrán realizar con más comodidad: abrir la boca, respirar tranquilamente, incorporar más alimentos. Finalmente, pasado un mes después de la intervención, ya se empieza a recuperar la vida normal, aunque la dieta blanda se debe mantener por unas semanas más.