La otoplastia es un procedimiento quirúrgico estético que se realiza para cambiar la forma, posición o tamaño de las orejas. A menudo se busca para corregir las orejas prominentes o «de soplillo».
Aunque es una cirugía relativamente común, existen varios mitos y malentendidos al respecto.
Mitos comunes sobre la otoplastia
Mito 1: Es una cirugía exclusivamente estética
Verdad: Si bien la otoplastia es mayormente estética, también puede resolver problemas funcionales. Por ejemplo, puede ayudar a mejorar problemas de audición relacionados con la forma anormal de las orejas.
Mito 2: Solo es para niños
Verdad: Aunque es común en niños para evitar problemas psicológicos o de acoso escolar, muchos adultos también optan por esta cirugía por razones estéticas o para corregir deformidades congénitas o traumáticas.
Mito 3: Los resultados son inmediatos
Verdad: Después de la cirugía, las orejas pueden estar hinchadas o amoratadas y es necesario un periodo de recuperación para ver los resultados finales. Esto puede tomar varias semanas.
Verdades Sobre la otoplastia
Verdad 1: Requiere evaluación profesional
Es esencial que un cirujano calificado evalúe al paciente. La estructura del oído y las expectativas personales deben ser discutidas para garantizar los mejores resultados.
Verdad 2: Tiene riesgos y limitaciones
Como cualquier cirugía, la otoplastia conlleva riesgos como infecciones, reacciones a la anestesia y posibles cicatrices. Es crucial discutir estos riesgos con el cirujano.
Verdad 3: Mejora la autoestima
Muchos pacientes experimentan una mejora significativa en su autoestima y bienestar emocional después de una otoplastia exitosa.
La otoplastia puede ser una cirugía transformadora tanto estética como emocionalmente. Desmitificar estos conceptos y entender la realidad del procedimiento es crucial para quienes consideran esta opción.