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La rinoplastia es una de las cirugías faciales más bonitas, complejas y satisfactorias tanto para el paciente como para el cirujano.
Requiere extensos conocimientos y experiencia en la anatomía, técnicas quirúrgicas y objetivos estéticos para alcanzar un resultado natural y armónico.
Te cotamos más sobre la rinoplastia y cuándo se recomienda este proceso.
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La rinoplastia es la cirugía que modifica la forma de la nariz, una de las intervenciones quirúrgicas más demandadas en cirugía plástica y reparadora facial y medicina estética. Su objetivo puede ser disminuir o aumentar el tamaño de la nariz, estrechar los oficios nasales, cambiar el ángulo entre la nariz y el labio superior o cualquier otra modificación que se precise.
Además, este conjunto de procedimientos quirúrgicos también está pensado para corregir defectos congénitos, traumatismos y problemas respiratorios. Por norma general son intervenciones que no revisten gravedad y que implican una pronta recuperación.
Una operación de este tipo puede realizarse por cuestiones de salud o por motivos estéticos. A veces es una conjunción de ambas razones. Las narices con alguna malformación suelen generar problemas respiratorios, por lo que la reparación de estos problemas ayudará al paciente a mejorar su calidad de vida.
Los motivos que invitan a intervenciones por razones de salud son tener el tabique nasal desviado, corregir el labio leporino y el paladar hendido y la presencia de pólipos y otras masas nasales que bloqueen los conductos de la nariz.
En cualquier caso, la mayoría de intervenciones son de carácter estético. Una nariz con un aspecto poco favorecedor puede afectar a las relaciones sociales de una persona y perjudicarle en su vida profesional. A su vez, esta situación puede implicar una falta de autoconfianza y pérdida de autoestima.
En este sentido, la rinoplastia es aconsejable para todas aquellas personas que quieran mejorar el aspecto de su nariz, y por extensión, también el de su rostro. No obstante, es importante que estén bajo unas condiciones psicológicas estables que permitan una respuesta satisfactoria a su cambio en el aspecto físico.
Pueden pasar por quirófano las personas que ya tienen las estructuras nasales suficientemente desarrolladas, a partir de los 17 o 18 años de edad. No obstante, es importante señalar que estos procedimientos no consiguen una perfección absoluta, sino que buscan una mejoría; la rinoplastia mejora la apariencia y la confianza en uno mismo, pero no va a lograr un cambio muy sustancial si pretendemos parecernos a otra persona o que nos traten de manera diferente.
Las intervenciones de medicina plástica y reparadora facial sobre la nariz se realizan siempre en un quirófano.
Son procesos quirúrgicos que pueden requerir anestesia local y sedación o bien anestesia general. En función del grado de complejidad de la intervención se apuesta por una fórmula u otra.
Las rinoplastias pueden realizarse dentro de la nariz o mediante pequeños cortes externos entre los orificios nasales. Hay varios tipos de intervenciones, de modo que el cirujano se decantará por la alternativa que ofrezca mejor resultado.
El especialista médico puede cambiar la forma del cartílago o los huesos de la nariz de diversos modos. Algunas intervenciones, como la rinoplastia ultrasónica, son capaces de cortar y remodelar el hueso de manera segura y precisa, sin dañar otros tejidos. En este caso, no siempre es necesario el uso de tapones, algo que sí ocurre en otros procesos y que tienen como objetivo frenar el sangrado y estabilizar el tabique nasal.
Tras la cirugía, lo habitual es pasar a una sala de recuperación, donde el personal de la clínica controla el estado de salud. Dependiendo del tipo de rinoplastia y siempre que no haya complicaciones, se puede volver a casa el mismo día o tras pasar una noche en observación.
La rinoplastia esta en constante evolución. En los últimos años han surgido nuevas técnicas que permiten que esta cirugía sea realizada de forma menos traumática, dando resultados excelentes con menos tiempo de recuperación. La llegada de la rinoplastia ultrasónica, utilizando un motor piezoeléctrico que permite una manipulaión delicada de los huesos, ha sido una revolución en este aspecto. Permite dar forma a la pirámide ósea nasal sin dejar hematomas ni edema que eran habituales con técnicas clásicas. Además, las últimas técnicas de rinoplastia de preservación nos dan herramientas para realizar una rinoplastia más conservadora, protegiendo los ligamentos y tejidos nasales para tener un tiempo de recuperación más corto. El Dr. Ríos ha dedicado la mayor parte de su carrera a obtener y perfeccionar estos conocimientos, siempre buscando las más recientes novedades para proveer del mejor cuidado a sus pacientes
Tras la cirugía colocaremos una pequeña férula nasal que se debe mantener durante una semana, esta permite minimizar la inflamación y protege la nariz mientras se cura. El periodo postoperatorio es bastante confortable, cualquier molestia se calma perfectamente con antiinflamatorios que serán prescriptos por el cirujano. A los 7 días de la cirugía tendrá una revisión con el cirujano, donde se retirará la férula y los puntos si es necesario.
El precio de una rinoplastia depende de muchos factores, ya que es una intervención que se realiza en función del tipo de paciente y de las necesidades que requiera su operación de nariz. Solicite una consulta con el Dr. Ríos para obtener una valoración y simulación de su rinoplastia.
Ya en casa, las primeras 24-48 horas son de molestias leves, con la cara hinchada y dolor de cabeza. En ese periodo se recomienda permanecer en reposo, tumbado con la cabeza elevada.
A partir del tercer día tras la operación, los hematomas y la hinchazón irán bajando. Es aconsejable usar compresas frías sobre la zona.
Unas dos semanas después de pasar por el quirófano ya no habrá hematomas. En este tiempo la persona intervenida no debe sonarse la nariz y ha de continuar así aproximadamente una semana más.
Salvo algunas acciones más comprometidas, como actividad física intensa o situaciones con posibles impactos sobre la nariz, en una semana o diez días ya se puede hacer vida normal. Y si se sufre alguna molestia, es aconsejable visitar al cirujano o consultar vía telemática.
La férula se retira tras la primera o segunda semana después de intervención, al igual que los puntos. En este momento, los resultados son visibles, pero no definitivos, ya que aún habrá tejidos inflamados que deben volver a su lugar. Pasado el primer mes, ya se ve el aspecto final que tiene la nariz, aunque se seguirán produciendo cambios imperceptibles hasta un año después de la operación.