Cirugía plástica facial

Las cirugías faciales pueden ser la solución a problemas estéticos o de salud que afectan a las estructuras del rostro. Ya sea por defectos de nacimiento que merman la autoestima o por secuelas más graves de un traumatismo o accidente, es importante señalar que, para someterse a ellas, hay que tener la aprobación de un médico especialista y ser consciente de los riesgos físicos y psicológicos que conllevan. 

Veamos con más detalle qué es una cirugía facial.

Tratamientos de cirugía plástica fácial

Qué puedo hacer por ti

Rinoplastia

Resuelve problemas estéticos y de salud, de la nariz

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Blefaroplastia

Cirugía que corrige el exceso de piel en los párpados

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Lifting facial

Intervención estética para rejuvenecimiento facial

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Lifting frontal

Procedimiento que elimina el exceso de tejido de la frente

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Otoplastia

Cirugía para la reposición de las orejas prominentes

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Bichectomía

Intervención quirúrgica que consiste en la extracción de las bolas de bichat

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Liposucción cervical

Cirugía del contorno vertical para eliminar el exceso de grasa (papada)

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Rinoplastia ultrasónica

Intervención quirúrgica destinada a corregir problemas de la nariz, estéticos y de salud

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Septoplastia

Procedimiento quirúrgico para corregir tabique nasal desviado

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Antes y después

FAQ

Preguntas frecuentes

La cirugía facial es una disciplina dentro de la cirugía plástica, estética y reconstructiva que pone el foco en la belleza del rostro, en su armonía y simetría. Está orientada a mejorar, corregir o rejuvenecer la apariencia de la cara y todas sus estructuras.

Las intervenciones de este tipo ofrecen cambios duraderos y naturales. Son aconsejables tanto para pacientes sanos como para personas que han sufrido algún tipo de deformidad.

Siempre bajo asesoramiento médico, estos procesos revierten imperfecciones faciales, los síntomas del envejecimiento o la falta de armonía en el rostro. El resultado es alcanzar un mayor grado de autoestima, seguridad y adaptación.

Tipos de cirugía facial



Existen muchas intervenciones dentro de la cirugía plástica, estética y reparadora que tienen en el rostro y sus distintas áreas el radio de acción. Un criterio para distinguirlas es el objetivo que se busca. Por un lado, están las operaciones que pretenden rejuvenecer la cara; y, por otro lado, aparecen las que se realizan para realzar la armonía y la simetría.

En el primer caso, encontramos la blefaroplastia, el lifting facial o la lipopapada. Todas son muy conocidas y seguras, pero el objeto de cada una de ellas es diferente: los párpados, el estiramiento del rostro para eliminar la flacidez y esto mismo, pero en la zona de la papada.

El segundo grupo incluye la mentoplastia, la rinoplastia, la otoplastia y la bichectomía.
Los procedimientos de estética facial se realizan para poner freno a los síntomas del envejecimiento y para modificar rasgos en el rostro que no quedan armónicos con el resto de la cara.

La mayoría de intervenciones se realizan en respuesta a una demanda estética, aunque también se dan situaciones en las que hay que corregir algún problema de salud. En la blefaroplastia, por ejemplo, intervenir los párpados para retirar el exceso de grasa que impide una correcta visión es claramente un motivo de preservación del bienestar.

Tradicionalmente, han sido las mujeres las principales clientas de medicina estética. Sin embargo, los hombres también se han empezado a animar a estas prácticas. De hecho, algunos procesos refuerzan los ideales de belleza masculina, de vigor y seguridad.

Estos procesos obligan en muchos casos a pasar por el quirófano, pero también hay intervenciones no quirúrgicas o de carácter ambulatorio, en las que los pacientes pueden volver a casa en el mismo día.
Una vez ha pasado la intervención, los pacientes suelen sufrir episodios de hematomas e hinchazón. Esto es habitual, y el grado de afectación va a depender del tipo de cirugía. Los hematomas comienzan a desaparecer a partir de las tres semanas, pero la hinchazón tarda un poco más.

Los resultados tras un procedimiento quirúrgico no son inmediatos. Es importante no juzgar el aspecto físico del rostro de manera inmediata. A su vez, hay que seguir las indicaciones del equipo médico para asegurar una recuperación completa.

Todos los síntomas posoperatorios son de carácter temporal, salvo las cicatrices, aunque la metodología a seguir es corregir esas cicatrices o hacerlas poco visibles.

En general, y dependiendo del tipo de operación, pasadas de dos a doce semanas es posible volver a la vida cotidiana sin ningún peligro.
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